Para Relajarse Leyendo

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lunes, 27 de agosto de 2007

5º RELATO FINALIZADO - EL MISTERIO DE LENORA.

Se ajustó la rebeca sobre los hombros mientras contemplaba la bruma que avanzaba desde mar abierta hacia la playa. Siempre le fascinó la niebla y el misterio que oculta. Tenía la convicción de que hay algo detrás de la bruma que nunca se desvela, sino que se esconde cuando la gasa blanquecina se disipa. Era el Gran Misterio que algún día conocería entrando de lleno en el interior de la bruma...

Se levantó y se dio media vuelta. Empezó a caminar cansinamente hacia su casa, preguntándose cuándo le sería desvelado lo oculto. En ese momento no se daba cuenta de que el Gran Misterio nunca puede ser desvelado, porque dejaría de ser. Dejaría de tener entidad, dejaría de ser Misterio. Pero eso lo sabría más adelante...

Mientras tanto en casa le esperaba una sorpresa. Lenora no podía imaginarse a qué tendría que enfrentarse en unos minutos. (Escrito por Emilia, Madrid)

Delante de la puerta, Lenora se detiene y, perezosamente, hurga con las yemas de los dedos en su bolsillo, tratando de encontrar las llaves sin mucho afán, sin prisa, como decepcionada por no haberse atrevido a penetrar en la espesa niebla, para emprender la búsqueda del Gran Misterio.
Cuando por fin encuentra el oxidado manojo de metal, coge más pequeña de todas, y la introduce en la cerradura. Abre la puerta, y se da cuenta de que no ha tenido que descerrojarla, sólo estaba cerrada de resbalón. "Yo creo que la cerré por completo..." Murmura hacia sus adentros, como tratando de darle explicaciones a su maltrecha memoria.

Pero su memoria no fallaba esta vez. Al adentrarse en el gran salón, Lenora se percató de que no estaba sola en la estancia. En el viejo butacón de color burdeos, frente a la chimenea, que crepitaba cansinamente, tras décadas calentando la casa, se hallaba sentada una figura masculina, pero el contraluz impedía a Lenora descifrar la identidad de la misma.

"Hola Lenora, llevo mucho tiempo esperando encontrarte... ¿No me reconoces?".(Escrito por Angelo, Cantabria)

-No - dijo Lenora, después de una larga pausa pensativa.

-Creo que no

Asustada ante la mirada de aquél desconocido, quería abrir los ojos hasta que se le salieran de las órbitas.
El interés de Lenora por la magia se había reavivado aún más y un solo pensamiento pasaba
por su cabeza. Todo lo que ella creía que eran alucinaciones, ahora estaba claro como el cristal.

- ¿Dios mio, eres tú?

Paralizada, pensaba en correr pero con sus debiles piernas no podría; y ¿hacia dónde correría?

Sólo le quedaba huir hacia la bruma.(Escrito por Robelfu, Barcelona)

-Marcelo !Cabrón! ¿Donde has estado? Desde que te fuiste a por tabaco hace 10 años, que no he sabido nada de tí. ¿Por que te fuiste?
-Estuve en la guerra- dijo el extraño.
-Y veo que te hirieron, que fea cicatriz tienes en la cara.
-Si, y llevo un ojo de cristal (Escrito por Jesús, Barcelona)

Leonora inquieta no deja de moverse por el salón.

- ¿Sabes? llevo nueve años enganchada al tabaco, yo algún día también desapareceré!.
- Deja de moverte tán rápido, por favor, sólo puedo seguirte con un ojo!.
- Ahora también navego, el médico me dijo que me pasaría los días en vela buscando la razón de tu ausencia y entonces me tiré al mar en un velero llamado Libertad.
- Y te marchastes?.
- Sí, y descubrí las gaviotas, pero no encontré una respuesta. Damela tu, me la debes. Dame una razón que justifique mis adicciones!.
- Pués verás. Bajaba por la fuente del gato, y un soldado se despedía de su amada, ella lloraba y lloraba, y él sólo le tendía un kleenex, se hacía el duro. Cuando yo ya salía del estanco, ella le gritó: "Por favoooor, no te vayas, yo sóla no podré mantener a este niño que se mueve en mi vientre". Y entonces me enternecí. Le dí mi ropa y me puse su uniforme. Enseguida llegó un trailer lleno de soldados y todos juntos cantando canciones militares nos encontramos en un frente.
- ¿Porque no me avisastes?.
- Me dejé el movil.
- Me engañas.
- No, compruebalo por tí misma, lo dejé en el cajón de mi escritorio.

Leonor, se fué directa hacia el lugar, abrió el cajón y allí estaba. Lo encendió, y justo, el móvil no tenía batería. Así que lo puso a cargar. Luego volvió a intentar encenderlo y "piii" "piii" "piiii", sms, detrás de sms, que no dejaban de entrar. Ella lo miró estupefacta, después de 10 años ¿los sms aún se habían guardado?. (Escrito por Marta, Barcelona)

No podras verlos porque ya no fabrican baterias de ese modelo, pero te envie muchos.
Justo el camión nos dejó en Cartagena, y allí mismo nos enbarcaron para el Golfo.
Si querida, estuve en la Tormenta del Desierto. Nada mas llegar los americanos ya habían hecho el trabajo y se acabo la guerra. Pero me quedé por allí al calor de los petrodólares.
Trabajé de segurata para el emir de Kuwait, un mariconazo de cuidado. Gané pasta, si, pero tuve que dejarlo porque me acosaba sexualmente. Marché a Iraq.
Ya todo se había calmado, Sadam volvia a gobernar, como si nada hubiera pasado y había mucho trabajo de reconstrucción. Yo me dediqué a lo mio, me enrolé como mercenario.
Fueron tiempos felices, masacrando kurdos y chiitas... Fanáticos. (Escrito por Jesús, Valdivieso)

- Verás Marcelo, mi vida ha cambiado mucho desde que te fuiste, 10 años dan para mucho. No puedo creerme que me digas que has disfrutado mucho matando a otros hombres, pero si realmente eso es cierto, tu corazón está empañado de sangre y de odio. Y aún me pregunto: ¿porque has vuelto?.

- La guerra se terminó, y bueno, pensé que podía recuperar mi vida anterior.

- ¿Tu vida anterior?. Creo que lo primero que deberías hacer, es intentar recuperar tus valores anteriores, y luego empezar otra vez, dejando todo lo pasado donde está, en el pasado!.

A Marcelo se le inhundan los ojos de lágrimas, al parecer toda esa ira que desprende, todo ese cinismo, no es nada más que un disfraz de su alma atormentada.

Leonora le abraza y en ese momento él se desploma pidiendo perdón. Ese perdón que sólo llega cuando el arrepentimiento es emitido desde el corazón y con la conciencia despierta se admite la rectificación.

- Las cosas cambiarán Marcelo, y yo estaré a tu lado para ayudarte a que no te rindas. (Escrito por Marta, Barcelona)

F I N

Gracias a todos los que habéis colaborado.

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