Para Relajarse Leyendo

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viernes, 24 de agosto de 2007

4º RELATO FINALIZADO - HABITACION 601

El viento sopla con pereza. El calendario dice que estamos a últimos de agosto y decido creerlo, darle la oportunidad de convencerme de que, efectivamente, hoy es día 23 de agosto. Ya no sé si puedo confiar en la certeza de los días y las fechas.

¿Qué digo? Ya no sé si puedo confiar en nada... Tu nombre entra y sale de mi estómago sin hacerme daño. He conseguido domesticar el dolor de las letras que lo componen. Me pregunto cuántos días llevo aquí, en este lugar de paredes blancas, hasta que caigo en la cuenta de que no me importa saberlo... Busco entre mis pensamientos al culpable, al pensamiento culpable de todo esto, al primer pensamiento al que siguieron los demás, al que siguieron los que me trajeron hasta aquí. Nada.

De vez en cuando las hojas de ese árbol que hay junto a la ventana chocan contra el cristal y mis sentidos se exaltan: es el suceso más emocionante que tiene lugar aquí, a lo largo de todo el día, en esta habitación... Quiero ver la luna, una de estas noches, pero nunca puedo porque consiguen rendirme de sueño antes del anochecer... "Es hora de tus calmantes". (Escrito por Mado, Alicante)

"No los necesito. Estoy tan calmado que incluso mis sentidos duermen de día" Mi cuerpo yace inmóvil, sobre la cama. No me responde, sólo logro mover las manos a duras penas.

Todo es pequeño entre estas cuatro paredes. Silencio absoluto, ingravidez mental, débil equilibrio. A veces, la línea que separa mi cordura del abismo desaparece, y me encuentro haciendo malabarismos para no caer. Ni siquiera pienso ya en la puñalada que me diste por la espalda.

Esa traición que perpetraste contra mí, tú, por quien lo dejé todo, a quien dediqué mi vida, me tiraste como una colilla a medio apagar; como un cuaderno gastado, sin hojas por escribir. Pero ya no me duele.

"Tus calmantes, es parte del tratamiento" - insisten.

"Me importa una mierda lo que sean". (Escrito por Angelo, Cantabria)

Pero el reloj marca las 10 de la noche, ellos insisten. Me los introduzco en la boca y los dejo descansar debajo de mi lengua, hace ya días, quizá semanas que ya no bajan por mi cuello esas pequeñas grageas. Ellos se van. Cierran la puerta. Y tiro por la taza del wáter esas estúpidas pastillas. Yo sólo necesito verla, tocarla, aunque sea por última vez, aunque sea por un brevísimo instante. Sólo esa sensación me llenaría de paz. No los dichosos calmantes.

Ahora en este momento la esencia de esa sensación sólo la puedo notar en sueños, y es así como estoy durante todo el puto día, dormitando.

Esta noche, es la noche, la noche en que ocurrió el principio de mi fin, de mi degradación como hombre, como persona. Te quería tanto...Intento recordar el porqué, el como, el qué. Hoy tengo la suficiente fuerza y me siento del todo preparado para poder revivir el principio de mi fin.

Me recuesto el cama, enciendo un cigarrillo, ( es el único capricho que me puedo permitir en este lugar), deslizo mis párpados hacia abajo para poder vislumbrar el pasado. Quiero verte, recordar cómo ibas vestida ese día. (Escrito por Rosa, Barcelona)

Y fue en la boda de Raquel que...

"¿Te gusta?"

Me encanta...

"¿Cómo?"

Me encantas. Risas y... te amo, espero que pronto bailemos ese vals... pero llegaste tú.

"¡Ah! No te presenté a la prima de Alfonso..."

Llevabas un vestido de seda blanca. Tu presencia era tan delicada como tu piel y tan fuerte como tu mirada. El primer beso que te di fue inundarme en tu olor a jazmín, el segundo fue aquel comienzo que, irónicamente, fue mi fin.

De enamoradizo nunca fui conocido pero era un niño perdido en tus risas, "David" en tu cabello con el que jugueteabas en cada sorbo de champagne que dabas y... "David" no podía concentrarme, no podía alejarme. "David..." Sabía que no te vería más y rogaba a Dios porque asi sea pues un día más a tu lado me podría llevar a cometer los peores pecados. ¿Qué crees? Ya no creo en Dios.
"¡David!"

Doctor...

"David... qué haces fumando David... ¿Qué logras en esta nube de humo?"

Soñar pesadillas doctor, soñar... pesadillas...

"Cuentame sobre esta carta David, ¿lo harás? David..." (Escrito por JM, Lima)

Todo se está confundiendo...
En mi recuerdo has vuelto tu, el doctor que me atendió y tus duras palabras. Yo sólo quería recordar la primera vez que hicimos el amor, pero ya no tengo el control sobre mi mente...
Abriré esa carta de nuevo, tal vez leyendola una y otra vez hasta memorizarla pueda liberarme de ella, tragar todo el veneno y expulsarlo. Estaba por aqui, en la mesilla quizás. La tengo.

Querido David:

He vuelto aqui al lugar donde nos amamos, nuestra habitación 601, he dejado caer todo mi cuerpo sobre la cama y levántandome la falda he pensado en ti, ahora, te escribo estas palabras para que entiendas.

Falta solo una hora para que llegues y yo no estaré. No volveré a estar jamás. Y aunque ardo en deseos de que me poseas, ni hoy ni nunca estaré bajo tu cuerpo. Renuncio a tus caricias, renuncio a tus surruros y renuncio a tus fantasias. Has ido demasiado lejos David, demasiado dentro y demasiado rápido. Hubiera explorado contigo todas las caras del mal convirtiéndolas en cómplices de nuestra experiencia. Pero hoy, David... ¿cómo se te ocurrió pensar que yo sería capaz?¿cómo?.
¿Es que acaso no he accedido siempre a todos tus deseos, sin cuestioname la moralidad?

Estás enfermo David, estás enfermo... has cruzado la tenue línea que separa la fantasía del dolor y no del nuestro, sino del ajeno... David... he visto como la atabas David, y conociéndote sabía que la encontraría aqui. David, no la busques ni a mí tampoco.

Difícil será vivir una vida sin pasión, pero prefiero retirarme ahora que aún no es una obsesión.

Permíteme que no me despida... (Escrito por Luca, Barcelona)

- ¡Fuera, salga de esta habitación!. Déjeme con mis recuerdos, quiero vivir aquél placer.

- Lo siento David, pero no estás en condiciones de elegir lo que puedes hacer. Vamos a cambiarte la medicación, al parecer la actual no está haciendo el efecto que debería. Te voy a dejar esto, orina dentro, necesitamos hacerte un análisis.

- ¡No lo pienso hacer!.

- Tú mismo, pero piensa si prefieres orinar o que te saquemos sangre. ... Yo no tendría dudas, ¿las sigues teniendo tú?.

Oriné y escupí dentro. Esta rabia me consume, me siento mal, necesito placer y llamo a la enfermera golpeando la puerta y el cristal entrerejado.

- ¿Qué pasa?.

- Enfermera, pase, me siento mal y para calmarme necesito tocar sus piernas y ver qué hay debajo de esa bata. -Sonreí al ver su cara descolocada, y pude oler el sudor frío que le daba.

- Ahora, vendrán a darte tu nueva medicación, me parece que ya no podrás escupirla.

- Jódete.

Pude ver como su mirada me contestaba lo mismo, mientras saludaba a los que venían a condenarme al no sentir.
Abrieron la puerta y supe que ya nunca más volvería a levantarme de esa cama hasta que mi deseos quedaran anulados, hasta que mis recuerdos fuesen olvidados y hasta que alguien decidiera que mi placer había cambiado. Hasta entonces me quedaré aquí, me quedaré sin pensamiento y sin conocimiento. (Escrito por Marta, Barcelona)

Dejaré de recordarte y de recordar tu traición y de sentir las mariposas encerradas en lo más profundo de mis vísceras. Dejarás de existir para mí. Y yo no me enteraré de tu ausencia y de mi olvido porque estaré sin conocimiento. Como debía de haber estado hace mucho tiempo.

- Antes de que te duermas, debes responder unas preguntas que te hará el juez. Luego, las pastillas. ¿Te portarás bien?.

El juez. Sólo viene a saber detalles. Como los buitres a la carroña. Detalles que son íntimos, míos y de ella. Ya tienen el arma. Que me juzguen y condenen a muerte. Así podré salir de esta habitación y dejar de obsesionarme con la 601 de aquel hotel de la costa. Mientras tanto, seguiré viendo el mar que no existe atado a mi cama, antes de dormirme. No quiero hablar con el juez. No quiero portarme bien. Cuando me duerma, nada existirá y todo se habrá desvanecido. Sólo el sueño me hará libre... (Escrito por Emilia, Madrid)

F I N

Gracias a todos los que habéis colaborado.

2 comentarios:

Marta dijo...

Uf!, este ha quedado durillo!.

Cristina dijo...

Menudo pájaro el muy mamón