Para Relajarse Leyendo

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miércoles, 24 de octubre de 2007

La princesa tenía una habitación pintada de azul celeste, una cama con dosel y doce cajas cerradas y decoradas con lazos malvas. En el interior de cada una de ellas guardaba conchas de diferentes tamaños y formas, todas distintas pero marcadas por una espiral que las recorría de principio a fin.
La princesa abría cada noche las doce cajas y contaba las conchas, miraba la espiral desde su inicio hasta perderse en el infinito de sus curvas y así, se quedaba dormida hasta que el sol, que nace muere y nace como una espiral, conseguía despertarla. Entonces, se vestía y bajaba al jardín.

2 comentarios:

Marta dijo...

Que bonito!!!. Me encanta este cuento!!!

Marta dijo...

En vista del tiempo transcurrido y que nadie más se anima, allá voy yo otra vez!!!!.